Vivir despacio. Hace un tiempo por estas fechas nos volvían a «confinar» en Castilla y León como a muchas otras Comunidades, al menos tuvimos que cerrar las puertas de muchos de nuestros establecimientos. La vida nos volvía a pedir caminar despacio.
En este período de tanta incertidumbre en el que hemos perdido por completo cualquier ilusorio control anterior no nos queda más que hacer nuestra vida a pasitos cortos. La vida nos vuelve a sacar una y otra vez de la inercia de la velocidad cotidiana para vivirla despacio, a «sorbitos» como se degustan los buenos caldos.
Caminar despacio
Cuando caminas despacio te levantas despacio y te das tiempo a tus quehaceres degustando cada parte del recorrido. Cuando caminas despacio observas y te llenas de la belleza que se respira en cada rincón. Cuando caminas despacio apenas tienes necesidad de hablar, vas tan atent@ al siguiente paso que observas con atención y no requieres de distracciones. Cuando caminas despacio cada día dura más, cada aroma huele más, cada sabor sabe más, cada persona que te encuentras es más amable, más humana, más tú. Cuando caminas despacio tu energía se amplifica y con mucho menos te llenas más. Cuando caminas despacio te observas y si encuentras que tú estas bien, que hoy tu cuerpo está bien, tienes techo, comida y los tuyos están bien, entonces todo está bien.
Recorriendo el camino como sagrado
El otro día, paseando entré en El Parral como tantas otras veces (pero más despacio) por la entrada de Hospital del Rey. El camino de castaños centenarios me cautivó sobremanera, al punto de sentir que atravesaba el pórtico de una inmensa Catedral, de un gran Templo al que hay que adentrarse en silencio, para no enturbiar la calma que se respira allí donde todo es Sagrado.
Cuando caminas despacio, son los ojos del corazón los que observan y tarde o temprano se encuentran con la Divinidad pues está dentro, está fuera y todo lo habita, tan sólo hay que caminar despacio.
Namaste.
Autora: Minerva Tejero – Especialista en Consultas Ayurveda, Talleres y Formaciones Ayurveda, Yoga Ayurvédico, Mindfulness y Ayurveda para la Mujer.
Hoy me siento en un banco del paseo Fuentecillas al salir del trabajo con el fin de hacer una pequeña parada en medio del ajetreo de la mañana. A la sombra de los árboles que la brisa acaricia como a mi…
Me quedo percibiendo esa sensación que acaricia mi cuerpo y despacio abre mis sentidos. Busco calma, asimilación de lo vivido. Veo otras personas solas o acompañadas que casi seguro buscan lo mismo que yo: nutrirse del oxígeno y la calma que no te da la casa cuando llegas y te esperan tareas o si te sientas, el cansancio te vence y te quedas dormida. No se va el sopor…
Un tiempo regalado de calma, de brisa, de agradecimiento. Otra mirada, nueva energía que debería regalarme todos los días.
Mataste
M. Dolores
Gracias Dolores por compartir tus sensaciones acerca de vivir más despacio. Namaste.