“Así cómo toda planta crece de una semilla, y deviene al fin un roble, así el hombre se convierte en lo que ha nacido para ser, y debería llegar allí, pero la mayoría queda atascada…” – C.G. Jung

¿Te has parado alguna vez a pensar que todo el recorrido de nuestra vida es la trayectoria de un gran viaje? Un viaje que se inicia en el preciso instante en que nacemos y somos “des-apegados” de nuestro hilo materno. Venimos al mundo con una necesidad de satisfacer algo que percibimos como incompleto, a llenar ese hueco, ese enorme vacío que nos deja la separación. A partir de ese preciso instante comienza la historia de nuestra vida, a lo largo de la cual vamos tomando decisiones que nos ayudan a completar el camino de nuestra existencia. Y así es como nuestra propia vida se torna en una aventura en la que nosotros somos el “héroe”, destinados a encontrar el tesoro de nuestro verdadero Ser (self o sí mismo), a lo largo de una “Ilíada” llena de obstáculos, miedos, personajes y monstruos del camino, para finalmente regresar al origen, a nuestro reino con “el Santo Grial”, el tesoro encontrado en esta búsqueda. Esa necesidad de reencuentro, de volver a completar lo que creemos incompleto, retornar al punto de equilibrio se convierte en el viaje espiritual que todos transitamos de forma consciente o inconsciente. Esta búsqueda que emprendemos, viajando, cambiando de profesión, de ciudad, de familia, de religión o de grupo social no son más que intentos por encontrar fuera lo que está dentro: nuestro estado de satisfacción plena, el retorno al hogar.

El “viaje interior” fue descrito a principios de los 90 por Joseph Campbell, mitólogo y escritor que lo narró en forma de guión cinematográfico describiéndolo como “el Viaje del Héroe” basándose en la psicología analítica Junguiana. Este guión ha sido llevado a la gran pantalla en múltiples epopeyas como La Guerra de las Galaxias, Matrix o El Señor de los Anillos. En él se representan las fases de nuestro propio desarrollo personal/espiritual, atravesando los diferentes estados evolutivos de nuestra psique con los distintos personajes que adoptamos a lo largo de nuestra vida y que nos acompañan a desarrollar esta travesía.

A principios de siglo, C. G. Jung descubrió que de forma análoga este “viaje” era descrito por culturas de todo el mundo, como vimos en el artículo anterior. Desde historias mitológicas como “La Ilíada” hasta la misma trayectoria de la vida de Jesús o la vida de Siddharta (Buda), seres iluminados que alcanzaron el tan preciado tesoro de la excelencia humana, plasman igualmente estas mismas fases.

En sus investigaciones, Jung descubrió que en India lo describían a través de los “7 Chakras”. Para los Hindúes, la vida es considerada como un viaje de siete etapas asociadas a diferentes estados evolutivos que hay que recorrer hasta alcanzar la unión con el Todo, el máximo desarrollo personal/espiritual. En cada una, nuestras necesidades van cambiando, desde necesitar lo más esencial como cobijo y protección hasta desarrollar nuestra autoestima, comunicarnos eficientemente con los demás o encontrar el sentido de la vida. A medida que vamos cubriendo las necesidades más básicas vamos aspirando a satisfacer otras más complejas. ¿Y cuándo decidimos emprender el viaje? Emprendemos el viaje de manera consciente bien por una cuestión física (nuestro cuerpo nos da una alerta ineludible), emocional (nos aqueja el sufrimiento), mental (deseamos escapar de reiterados pensamientos negativos) o trascendental (necesitamos encontrar el sentido de nuestra vida). En definitiva, cuando el muro que hemos construido alrededor de nuestra zona de confort comienza a derrumbarse es cuando decidiremos salir de nuestro mundo conocido, en búsqueda de aquello que restablecerá de nuevo nuestro equilibrio interno. Para ello, contamos con un vehículo que será el que nos transporte a emprender este viaje de auto-realización: nuestro propio cuerpo. Es con él y a través de él que conseguiremos reunir los aprendizajes necesarios para recorrer el viaje con éxito. A lo largo de todo nuestro cuerpo disponemos de las palancas necesarias para accionar cada una de estas fases evolutivas pues cada una de nuestras necesidades vitales están emparejadas con necesidades existenciales.

En TAI Shala, bajo el título “7 meses, 7 Chakras” llevaremos a cabo en 2019 una serie de siete talleres en los que, a través de un intenso trabajo corporal y meditativo, facilitaremos el alineamiento de nuestros Chakras consiguiendo así una mayor armonización para el emprendimiento de este viaje hacia alcanzar la mejor versión de nosotros mismos. ¿Estás preparado para emprender el viaje? Si quieres información pincha aquí.

Por Minerva Tejero

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