Situado en la zona del plexo cardíaco en el centro del pecho, está relacionado con nuestra capacidad de amar y recibir amor, ser compasivos, vivir la alegría y aceptarnos a nosotros mismos. Se asocia con una energía llamada vyana encargada de llevar nutrientes (de alimentos, respiración, ideas y experiencias) allá donde los necesitamos.

El niño interior. Tener Anahata equilibrado implica que nuestras emociones son sanas y no corresponden a heridas del pasado. En nuestro pecho habita un niño en eterna evolución que aprende constantemente. Ese niño es portador de todas las heridas provocadas durante la infancia y que sorpresivamente nos hacen discutir en la edad adulta, soltar nuestra ira, vivir estresados o tristes. Podría decirse que guarda la memoria de muchas vidas pasadas, no sólo por nuestra propia historia sino porque nuestros antecesores, padres y cuidadores también guardan un niño herido en su interior y con ellos nos interactuamos.

Armonizar Anahata Chakra supone liberarnos de este sufrimiento con amor, perdón y compasión. Amándonos a nosotros mismos profundamente seremos capaces de amar de manera incondicional al resto de seres, sin juicios, sin críticas, tal cuál son. Es por ello que este Chakra es también denominado de la transformación ya que si en los chakras anteriores (muladhara, svadhistana, manipura) transitamos el camino hacia nuestra individualidad a partir del cuarto, con la intercesión del amor, procedemos a unificarnos en la totalidad, a comprender que somos realmente parte de un todo dotando nuestra vida en un sentido superior a la propia supervivencia.

En desequilibrio, cuando está bloqueado, la persona se puede sentir sola y aislada, o ser excesivamente crítica y carecer de empatía. Por el contrario, en exceso, la persona puede tender a asumir como propios los problemas de los demás, a no atender sus propias necesidades y a anteponer siempre el bienestar de otros.

En equilibrio, no tenderás a sentirte en soledad,podrás perdonar a los demás y empatizar con ellos. También sabrás cuidar de ti mismo, amarte, respetarte y proporcionarte el sustento físico y emocional que necesitas.

Para equilibrarlo podemos implementar una práctica de asanas enfocadas a la realización de asanas de flexión de espalda que abran y amplifiquen la dimensión pectoral, practicar la meditación en el corazón sobre el perdón y la compasión, pranayamas para mejorar el flujo respiratorio y realizar actividades artísticas que nos permitan volcar nuestras emociones.

Qué observar

•¿Cómo son mis relaciones?
•¿Me amo a mí mismo?
•¿Amo realmente a mis amigos y familiares?
•¿Cómo se presenta mi sentido de la compasión ante los demás?
•¿Puedo aceptar a los demás como son, sin necesidad de que cambien?
•¿Cuáles son mis heridas?

Cómo equilibrar

•Meditación
•Ejercicios de respiración, pranayamas
•Paseos por la naturaleza en contacto con la hierba, los árboles…
•Cualquier arte en el que pueda expresar mis emociones (pintura, mandalas, música, poesía…)
•Reír y disfrutar de aquello que te hace reír.
•A través de aromas como albahaca, árbol del té, lavanda, melisa, mejorana, rosa, cedro de atlas…
Asanas
Ustrasana, Gomukasana, Setu bandhasana, Matsyasana, Bhujangasana…, en general aquellas posturas que impliquen apertura pectoral.

Namaste

Por Minerva Tejero

 

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